<<Hoy me he encontrado una decena de mensajes de una cliente en el Whasapp nerviosa y perdida ante una situación fuera de lugar y confusa... -Urgente llámame por favor¡¡¡ - anunciaban la mayoría de esos mensajes… -Me ha pasado algo muy extraño y no sé cómo he reaccionar, por favor dime algo- como si lo que ha pasado hubiera sido por su culpa.>>
Ante esta situación todos los casos denunciados que he podido vivir como técnico siempre han denotado nerviosismo, confusión y miedo, de parte del cliente. Muchos han caído en la trampa del todo, otros han sabido cortar a tiempo y otros no han llegado a caer pero han perdido la estabilidad de sus ordenador.
La estafa por la llamada de los técnicos de Microsoft ha vuelto, sea porque los responsables vuelven a estar en la calle o porque nunca se les pillo y vuelven a asomar la oreja cual zorro al acecho de sus presas.
Los ataques de ransomware saltaron al conocimiento del gran público con el secuestro masivo de datos de importantes empresas en 2017, cuando una variante de este malware conocida como WannaCry puso en jaque a compañías como Telefónica. Sin embargo, el día a día de este tipo de ciberdelincuencia discurre a una escala mucho menor, entre pymes y autónomos, donde la ciberseguridad y la repercusión son menores y las posibilidades de extorsión, por lo tanto, mayores.
Hace unos días, vimos el comienzo de la infección del troyano cifrador WannaCry y se parece ser una pandemia global. Hemos contabilizado 45.000 ataques en un solo día, pero el número real es mucho mayor.
El ciberataque sufrido este viernes por Telefónicay otras compañías españolas ha sido "indiscriminado", ha afectado al menos a 74 países, entre los que se encuentran Taiwán, Ucrania, Turquía, Rusia o el Reino Unido, donde el hackeo ha afectado a más de una docena de hospitales y centros médicos. El virus que se ha extendido es "especialmente virulento" ya que combina un "malware" con un sistema de propagación.
Quién no ha utilizado a lo largo de su vida algún medio para deshacerse de objetos: entrañables, sentimentales, en desuso, regalos fallidos, juguetes, ropa, electrónica... Para entonces, existían pocos servicios que se hicieran cargo de esa cada vez más creciente demanda; Segundamano, diarios, revistas, etc.
Hoy como tantas de otras aplicaciones de móvil, Wallapop es el rey¡¡¡